La tendencia mudial en materia energética apunta hacia la transición, del uso de tecnologías con base en combustibles derivados del petróleo, hacia la aplicación de energías renovables llamadas también energías limpias; esta transición necesariamente debe contemplar el control estatal de los recursos naturales y la independencia energética, por una razón incuestionable: la seguridad nacional también depende, del control que los países en el mundo tengan sobre sus recursos y medios de producir y distribuir energía.

El futuro entonces, debe estar soportado en dos objetivos: el primero: la transición estratégica que cumpla con la responsabilidad ambiental mediante el desarrollo de tecnologías que reduzcan el impacto negativo a la ecología; y el segundo, la independencia energética que permita a los gobiernos y no a las empresas privadas, el control sobre sus recursos energéticos. Mantenerse en el esquema neoliberal es quedarse en el pasado.

En México existen varios problema en materia de electricidad: a partir de la reforma energética impuesta por los gobiernos del pasado, las empresas privadas que entraron al negocio de la generación de energía han aprovechado la figura del auto abastecimiento para evadir el pago por el uso de la infraestructura nacional, convirtiendo a los clientes en aparentes socios. El problema económico es la pérdida de más de diez mil millones de pesos anuales.

Otro problema es que México ha perdido el control sobre la red de transmisión de energía -es decir la decisión de subir la electricidad a las grandes antenas que la transportan por todo el territorio nacional- las empresas además de no pagar por el uso de esta infraestructura, son beneficiadas por la reformas que impusieron los gobiernos del pasado, al subir a esta red, de manera prioritaria, su producción eléctrica, desplazando la electricidad que genera nuestra empresa estatal.

Para cumplir con los retos del futuro, evitando, por un lado que nuestra seguridad nacional se vea secuestrada por intereses privados, y por otro lado para ser líderes en la generación de energías limpias debemos alejarnos de las decisiones que se impusieron en el pasado. Por lo tanto resulta relevante entender los falsos argumentos que tratan de imponer los rústicos pregoneros del pasado quienes, a través de los procesos de comunicación financiados por los capitales privados, buscan confundir a la opinión pública mediante el uso repetitivo de conceptos como: el monopolio del estado, la expropiación de la industria eléctrica o el acaparamiento del negocio energético.

La CFE cuenta con plantas generadoras de energía nuclear y termoeléctrica que producen energía limpia y sustentable la cual representa el 55% de su producción total, es decir más de la mitad; a diferencia de las plantas privadas las de la CF pueden producir electricidad de manera constante, de hecho cuando las plantas eólicas y solares, por ser intermitentes, no pueden abastecer la electricidad, son las plantas de la CFE las que entran para respaldar el servicio. Por este respaldo, las empresas privadas tampoco pagan nada.

El estado mexicano tiene la responsabilidad de inyectar recursos económicos para desarrollar la tecnología sustentable, en primer lugar invirtiendo para modernizar sus plantas hidroeléctricas, las cuales producen la energía más limpia y más barata que cualquier otra, y después desarrollar las tecnologías solares y eólicas. Para lograrlo es necesario, dejar en el pasado el modelo heredado por los antiguos gobiernos y recuperar la independencia energética la cual también ya es buscada por los países europeos.

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