Del 2001 al 2005, por orden de Vicente Fox, Genaro García Luna, fue designado como Director de la Agencia Federal de Investigación, en el 2006, Felipe Calderón Hinojosa, utilizó el fraude para ser presidente; y una perversa estrategia para legitimarse: hacer creer al pueblo de México que su gobierno espurio estaba en guerra contra el crimen organizado; para lograrlo designó a Genaro García Luna como Secretario de Seguridad Pública. Los cuerpos policiacos, creados por los gobiernos anteriores, se contaminaron de corrupción, esto quedó demostrado a principios de este año, cuando Genaro García Luna, fue declarado culpable por permitir que el Cártel de Sinaloa operara con impunidad en México, por ayudar a los narcotraficantes a transportar drogas de manera segura hacia Estados Unidos, e incluso llevar a cabo ataques contra carteles rivales de sus protegidos. La historia nos indica que la operación de la policía comandada por Genaro estaba al servicio de los intereses delincuenciales de los expresidentes; esa fue la causa que consideró Andrés Manuel López Obrador, al decidir, en el 2019, la transformación de la Policía Federal en una nueva corporación que estuviera bajo el adiestramiento, mando y administración de la Secretaría de la Defensa Nacional.

El 3 de septiembre de 2022 los diputados progresistas, aprobaron que el control de la Guardia Nacional fuera responsabilidad de la Secretaría de la Defensa Nacional. Tres días después La Cámara de Senadores, sin el voto de Ricardo Monreal, aprobó, en lo general y lo particular, el dictamen que modificaba cuatro leyes, para que la Secretaría de la Defensa Nacional ejerza el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional. Una minoría de senadores de la oposición al perder en las votaciones decidió presentar una controversia para declarar inconstitucional esta estrategia de seguridad pública.

Ahora le tocaba decidir el destino de la Guardia Nacional, a 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia, así que el pasado 18 de abril por mayoría de votos, los ministros declararon que la intención de pasar el mando de la Guardia Nacional a la Secretaría de la defensa nacional viola el artículo 21 de nuestra Constitución Política.

La mayoría de los medios de comunicación detonaron su miserable rol de alcahuetes del pasado y comenzaron una campaña para ridiculizar la aparente derrota del presidente y el supuesto triunfo de la oposición. Así se alejaron del análisis de fondo para determinar si la estrategia del presidente has ido efectiva; en cambio, y como es su tradicional forma de operar, optaron por obedecer las consignas de sus dueños. Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, emitió su postura: En primer lugar, ordenó a Rosa Icela Rodríguez Velázquez, recorrer todas las instalaciones y cuarteles de la Guardia Nacional para informar a los 130 mil elementos que mantendrán sus salarios, prestaciones y ascensos en las mismas condiciones que los integrantes de las Fuerzas Armadas.

Después informó que el 1 de septiembre de 2024, presentará una nueva iniciativa de reforma constitucional para insistir en que la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa Nacional.

La decisión de los ministros que defendieron el modelo antiguo no contempló la seguridad de los ciudadanos, tampoco tomaron en cuenta los antecedentes que han hecho de México un verdadero campo de guerra en la que los delincuentes llevan la ventaja por poseer armas de alto poder, abastecidas por el hipócrita gobierno de Estados Unidos. Además, los grupos del crimen organizado, como lo reveló el juicio a García Luna, fueron promovidos y protegidos por los expresidentes quienes seguramente siguen siendo los gerentes administrativos en la industria del narcotráfico. Para muestra basta un botón llamado Guanajuato, residencia de un expresidente que fue evidenciado como un emprendedor en el sector de la marihuana. Cegados por la inmediatez, los opositores no logran hilar una estrategia que les permita conectar con la mayoría del pueblo, esta realidad se debe, desde mi punto de vista a que la personalidad inamovible de los conservadores no les permite darse cuenta de que las reglas y el tablero del juego político, han cambiado. Por tal razón, sus planes, si es que los tienen, no les funcionan y siguen aferrados a ser representados por anquilosados personajes que carecen de ideas innovadoras, por ejemplo, la sobrina de Carlos Salinas, el hijo de Miguel de la Madrid o la esposa de Felipe Calderón.

Los efectos electorales no son muy convenientes para los partidos conservadores que no ven más allá de sus narices, sin un cálculo de efectos no deseados y motivados por la impulsiva reacción pasional, empujaron al presidente para accionar su popularidad y comenzar a llamar a su amplio público para votar de forma masiva por los candidatos de la revolución sin violencia llamada Cuarta Transformación. El presidente, al conocer la previsible reacción de sus adversarios, les volvió a poner el anzuelo.

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