La oposición comandada por Claudio X González nuevamente se coloca al nivel de la ridiculez, su enfermiza actitud odiadora los ha llevado a demostrar que la persona que más aborrecen: Andrés Manuel López Obrador, es un ejemplo para seguir. La estrategia opositora es hacer creer al electorado que son parecidos o por lo menos afines a la ideología exitosa de la cuarta transformación.
Juntos, los partidos políticos, que en el pasado se mostraban como adversarios en lo público, pero hermanados en lo oscurito, anunciaron un método para elegir a la persona que los represente en las próximas elecciones presidenciales. En un evento corporativo en el que acudieron los ciudadanos que también son políticos y que pretenden encabezar la candidatura de los que están en contra del Movimiento de Regeneración Nacional, presentaron, con mucha alegría, para sus simpatizantes un método mixto encabezado por una comisión organizadora la cual se desvinculo al día siguiente.
El presidente de México aprovechando el previsible relajo opositor, se atrevió a decir que el método de los conservadores era una faramalla, una simulación para validar la decisión que ya se había tomado en los círculos cupulares de los grupos empresariales, políticos y mediáticos que se han visto afectados por la política liberal de Andrés Manuel López Obrador.
De ahí en adelante comenzó la desbandada de aspirantes conservadores, la primera en bajarse de la aparente contienda fue Lilly Téllez; la senadora que traicionó a MORENA para convertirse en una opción de los odiadores del presidente; después le siguieron otros oportunistas que también renunciaron, como el ex gobernador de Oaxaca Alejandro Murat o el empresario Gustavo de Hoyos a quien lo apoya una base social que seguramente desayuna espárragos europeos con nueces de macadamia.
Pero la renuncia que más le dolió al bloque conservador, fue sin duda, la de la sobrina de Carlos Salinas de Gortari, la senadora Claudia Ruiz Massieu, quien se unió al corrupto Eruviel Ávila y al cómplice del PRIAN el ex secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong para, no sólo exponer el fallido método sino también para renunciar al PRI, partido que les permitió su insultante fortuna. Cuando las comadres se pelean, las verdades aparecen junto a los calzones sucios de Alito Moreno.
Quien va en caballo roñoso de hacienda corrupta es la Senadora Xóchitl Gálvez, a quien el propio presidente de México ha señalado como la elegida de los poderes facticos para pelear por el regreso de los privilegios y las transas que hacen avanzar a los oligarcas.
Xóchitl ha declarado que lo único que no le gusta de su vida es que su hermana lleva 11 años esperando sentencia por presuntamente pertenecer a una banda de secuestradores.
Apoyada por el vendedor de Marihuana Vicente Fox, Xóchitl, tienen un carácter pendenciero y ha construido su plataforma política a partir de trabajar, según ella, por el “bien común” y lo que eso significa para la ultraderecha, decir groserías, ir a trabajar disfrazada de dinosaurio; encadenarse a la silla del senado para impedir que se aprueben leyes, insistir en la puertas de palacio nacional para que Obrador le permita la entrada a la mañanera, exigir que le vendan gasolina en la refinería de dos bocas y revolcarse literalmente revolcarse en el salón del senado con el ilustre panista, Gustavo Madero, esto si hay que verlo.
La senadora Gálvez se crio políticamente hablando a la sombra del foxismo, siempre ha trabajado para el Partido Acción Nacional, pero ella dice que por no ser afiliada es más de izquierda, expresa que es marxista, trotskista, anticlerical, indigenista, vendedora de gelatinas, defensora de las mujeres, fan del brasileño Lula da Silva, bien hablante de algunas propuestas de Andrés Manuel y la mejor candidata con ideología de centro. Habrá que esperar la reacción del yunque y la ultraderecha ultramarina orgullosa de su militancia fascista, a ver si no bajan a Xóchitl, por ser copia similar a la cuarta transformación y le permiten a Santiago Creel luchar contra los liberales del Siglo XXI para cumplir su sueño de rezar el rosario en el palacio que fue residencia de Benito Juárez.