Según el Título 8 de la ley de inmigración de Estados Unidos cualquier persona que tenga miedo creíble de persecución puede solicitar asilo en Estados Unidos. Antes de la pandemia, los migrantes sin documentos, cruzaban la frontera sin permiso, solicitaban asilo y esperaban la resolución por parte de las autoridades de Estados Unidos y en muchas ocasiones se les permitía permanecer en libertad.
Durante la pandemia, el expresidente Donald Trump implementó la regla llamada Título 42; esta ley permitía, al gobierno de Estados Unidos, rechazar las solicitudes de asilo argumentando el peligro de propagación del COVID19. A partir de que, el pasado 11 de mayo de 2023, se declaró finalizada la emergencia por la pandemia, la regla aduanal llamada Título 42 dejó de tener vigencia.
El presidente Joe Biden, para evitar el incremento en las solicitudes de asilo y por lo tanto el aumento del flujo migratorio hacia su país, ha declarado nuevas reglas para la aplicación del Título 8. Ahora, si un migrante trata de cruzar la frontera sin documentos, será deportado y se le prohibirá el ingreso a Estados Unidos de 5 a 10 años. Si el migrante reincide y desacata este castigo, será sometido a un juicio penal.
Las causas de la migración, por ser complejas, no deberían limitar su análisis, qué irremediablemente nos llevará a señalar que la pobreza e inestabilidad sociopolítica de muchos países son el resultado de la intromisión de Estados Unidos en la soberanía de estas naciones; y que son precisamente originarios de estos países, los migrantes que llegan a Estados Unidos en busca de trabajo.
Estados Unidos ha sido el causante de los golpes de estado blandos o militares en varios países de América; ha impuesto bloqueos económicos a otros tantos y actualmente interfiere en los procesos electorales de muchos más. Todo con el fin de conservar, repito, de conservar una oligarquía qué nulifica la democracia que tanto pregonan los estadounidenses y qué en la práctica esta ausente hasta de su propio territorio. Recordemos la salvajada mediática qué le propinaron a Donald Trump para avalar el fraude electoral qué llevo a Biden a la presidencia.
La desdolarización y la pérdida de poder ante China y Rusia provocan que Estados Unidos construya narrativas para mostrar que el sueño americano aún existe. Pero la realidad nos muestra algo distinto: lo que existe es una crisis económica, política y social que desmantela la farsa de la bondad capitalista.
La movilización de personas hacia el norte de nuestro país es un factor deliberado que ayuda a la tradicional intención golpista de Estados Unidos; la cual ha sido avalada y promovida por los mismos parásitos de siempre: grupos conservadores derechistas que ruegan para que Estados Unidos intervenga en nuestro país con el pretexto de declarar a los narcotraficantes como terroristas.
El gobierno estadounidense transfirió la responsabilidad humanitaria a México, al imponer que los migrantes extranjeros provenientes de países de centro y Sudamérica deban permanecer encerrados en ciudades fronterizas mexicanas. La mayoría de estos migrantes atraviesan el territorio mexicano motivados con información falsa por grupos organizados y transportados de manera sistemática para conseguir las imágenes que se usan para golpear al gobierno mexicano. Ante esta situación, dejar a los migrantes moverse a voluntad en territorio mexicano, no les ayudaría en nada y sería irresponsable y contraproducente para su seguridad. Si esos migrantes lograran cruzar la frontera, se toparían con la deportación inmediata o con ciudadanos estadunidenses armados y exaltados por discursos de odio. Evitar el sufrimiento de los migrantes debe ser la prioridad, y después mantener una actitud crítica ante la intromisión de Estados Unidos que genera pobreza, corrupción y retraso en los países afectados, estas son las causas de la migración, sobre los efectos ya se ha hablado demasiado.